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El Caballo Peruano de Paso
“El secreto mejor guardado del Perú”
La característica sobresaliente del Caballo Peruano de Paso es su andar, y en específico, su profundidad de pisada en el paso llano. No existe otra raza de caballo que iguale la velocidad y suavidad de movimiento en el mencionado andar con el Caballo Peruano de Paso, lo que determina que esta característica haya sido, sea y sea la principal razón de su crianza y selección.
Dentro de la raza existen ejemplares con pisada natural, que nacen y se desarrollan manteniendo el paso del paso llano, y hay ejemplares cuya pisada natural no es precisamente el paso llano. Estos últimos requieren de una cultura de rienda distinta y más prolongada para hacerlos “entrar en el terreno”.
El propietario del Caballo Peruano de Paso ha sido el principal actor en su selección. Requería del caballo para el trabajo de su tierra y como elemento de transporte. En los últimos años, la aplicación del Decreto Ley 17716 ha determinado el cambio de propiedad de la tierra, motivando la desactivación de la crianza a nivel nacional, y entre otros efectos, la emigración de arrieros y encabezadores. En estas lamentables circunstancias, se ha vuelto difícil lograr el control al nivel que la tecnología recomienda.
El reinado de la
Caballo de paso peruano
Una vez que el animal ha sido “entrenado” para llevar, se le debe entrenar alrededor de un torno de acuerdo a su edad y fuerza. A un potro de hasta un año nunca se le debe entrenar en un torno cerrado, sólo unos giros amplios con ambas manos. A los potros de 2 o 3 años se les debe introducir en el torno corto para que comiencen a descuartizar, lo que supondrá un avance para la hora y el día en que se les ensilla. La persona que enseñe al animal a llevar debe comenzar la tarea al trote lento, llevando por ambos lados. Una fase más avanzada consiste en conseguir que el animal “meta las patas”; estos dos últimos conceptos son generales ya que hay animales que son “naturalmente de suelo” y otros que no cubren.
El equipo de ensillado es estándar y suave. El antifaz que se utiliza para la primera montura debe ser grande. Se lleva al animal al terreno de rugosidad, se le tapan los ojos, se le cuadra, se le maneja el lomo, luego se le colocan las mantillas o sobretodos, y luego se coloca suavemente la montura con la cincha y el aparejo atados. No es aconsejable utilizar mantilla para las primeras monturas. Luego de desatar la cincha, se sujeta suavemente, verificando que quede equilibrada entre las anillas de la montura, luego se coloca la mantilla en su lugar. Al ajustar la cincha se debe tener cuidado de no hacerlo bruscamente, ya que hay animales que reaccionan tirándose al suelo, los cuales son llamados «cinchones». No apretar suficientemente la cincha hace que la montura se mueva, e incluso puede volcarse, de modo que termina sobre el vientre del animal, haciendo que las mantillas caigan y el animal reaccione corcoveando y pateando, lo que puede romper la montura y causar más daños. Es conveniente engrasar la silla y comprobar que no hay pelo entre ella. Se bajará el arnés y se fijará la arretranca cuatro dedos por encima de la punta de los corvejones. Se dará la longitud adecuada de los arneses para que queden sueltos, pero impidan que el animal saque los cuartos traseros del arnés.
La ventaja de colocar el arnés desde la primera silla es acostumbrar al animal a él desde el principio. Luego se descubrirán los ojos, para encabesar al animal, dándole una vuelta con las dos manos; primero abierto y luego cerrado.
Luego se colocarán las riendas falsas y el bozal, que debe ser de grosor medio, teniendo las orejas una separación de dos dedos y medio. Las orejas demasiado juntas provocan un castigo severo. Las orejas demasiado separadas exigen más esfuerzo al jinete. El uso de la anilla entre las orejas es perjudicial porque impone demasiado castigo, lo que puede dar lugar a “coleo” y “aburrimiento en el bozal”. Si el bozal se coloca suelto, actúa como una sierra, provocando daños en los cuartos traseros; si se coloca demasiado apretado, el animal puede corcovear e intentar quitárselo con las manos. El bozal debe fijarse tres dedos por encima de las fosas nasales. A los animales con cuartos traseros delgados y flexibles se les debe dar bozales con protección.
Una vez colocada la rienda falsa y atada a la cabeza de la silla, se vuelve a pasear al animal, luego se baja el bozal para poner los estribos de caja, que a la primera oportunidad serán largos, con el fin de evitar que el animal introduzca una lesión en los cuartos traseros. En animales briosos, se pondrán los estribos al revés. Luego se le dará al caballo un torno, inicialmente abierto, ya que el caballo sentirá la acción de los estribos y podrá hacer movimientos extraños, luego se cerrará el torno para tener un mejor control del animal. Finalmente se bajará nuevamente el pestillo, se pondrán correctamente los estribos, se revisará la tensión de la cincha, se determinará que la bandolera no esté caliente y finalmente se montará al caballo.
El chalán verificará que la venda impida ver al animal, entregará el cabestro al chalán de la madrina, sujetará con su mano izquierda los dos pechos de las riendas falsas y la crin del caballo, se colocará derecho frente al estribo izquierdo, introduciendo su pie. Puede usar su antebrazo izquierdo para sostenerse. Con su mano derecha tomará el poste trasero derecho de la silla. Introducirá su pie derecho en su estribo y colocará la penca detrás de su pantorrilla derecha. La penca nunca debe colocarse alrededor de la silla. Se levantará la venda con la mano derecha, y se tomarán con ambas manos los pechos de las riendas falsas, en el espacio que le permita extender y sujetar.
La madrina debe ser dócil y estar acostumbrada al arpazo. El caballo saldrá por el lado derecho, y preferiblemente estará en el cabestro en un tramo recto, para hacer giros muy amplios con ambas manos. En cuanto pueda, el chalán iniciará el “lomeo”, que no es objeto de este resumen. En cuanto sea posible se detendrá al animal para doblarlo, lo que se consigue cogiendo un pecho de la rienda falsa (con la mano y aproximadamente cuatro dedos del segundo palo o barril). El pecho opuesto pasará por la nuca a fin de sujetar y ajustar la posición de la cabeza, y se pisará el estribo opuesto. Se debe doblar éste sujetando la rienda falsa a la altura del primer palo o barril, de modo que el animal ceda por detrás de la pantorrilla del chalán.
La experiencia demuestra que los animales ceden más fácilmente hacia un lado que hacia el otro. Esto, entre otras causas, se debe a que algunos animales se mueven de un solo lado, lo que hace que tengan la costumbre de girarse con mayor facilidad hacia el lado del que maman. Generalmente, los animales que son conducidos de un solo lado, giran con mayor facilidad hacia ese lado.
El doblete al pecho no debe practicarse, porque no quita arrogancia al acto, y no se consigue ni el objetivo del riendaje ni el encaramiento que se busca. El extremo del giro hacia atrás se practica sólo en mulas. Una vez lograda esta prueba, es conveniente trabajar al animal en círculo y cerrarlo gradualmente hasta llegar al centro. En esta posición, se obligará al animal a seguir describiendo círculos en el lugar, activando sus cuatro extremidades y teniendo especial cuidado de evitar el apoyo en el lado de la acción, porque puede provocar distensiones en la espalda que tardan mucho en sanar. Una vez ejecutados estos movimientos con seguridad, se sacará al animal describiendo una espiral hasta llegar al círculo inicial. Luego se le dará al animal el mismo trabajo con la mano contraria.
Invariablemente, desde el inicio del trabajo de un animal, se levantará el pie del estribo del lado hacia el que va a girar; esto servirá para tocarlo, o en su caso, darle una patada para que salga y comience a descuartizar tirando o “rebotando” la anca respectiva. Si el caballo ejecuta este movimiento con naturalidad, no requiere castigo; sin embargo, si el caballo está “quieto” o “lento” requerirá castigo con ambos estribos. Estas acciones favorecen el manejo con riendas iguales u opuestas, ya que el animal aprenderá a girar hacia el lado en el que siente que se levanta el estribo. Esta operación debe ir acompañada del movimiento de la rienda falsa opuesta hacia la nuca.
Constituye la próxima prueba a enseñar. Se logra progresivamente de la siguiente manera: sacando al animal de frente se le enseñara primero a “meter” uno de los posteriores, para cuyo efecto se tomara el seno de la falsa rienda del lado que se desea que el animal meta más corta, al objeto de reunir más poder al tirar. Simultáneamente el chalan procederá a desplazar más peso en el estribo del lado posterior que está trabajando, apoyándose en la batea de la montura, y recogiendo con más fuerza la falsa rienda del mismo lado, retrayéndola hacia la cabeza de la montura y efectuando un movimiento de muñeca que permite dar el toque adicional de presión requerido.
Logrando meter un posterior, se repetirá el procedimiento para el posterior contrario hasta finalmente realizar el trabajo a rienda pareja, jalando la falsa rienda hasta la parte inferior y central de la cabeza de la montura, apoyándose en ambos estribos con la misma intensidad y sacándolos hacia los antebrazos del animal, realizando con las nalgas presión sobre la batea de la montura y con las piernas presión sobre el borren delantero, e inclinando el cuerpo hacia atrás, hasta conseguir que el animal meta los posteriores “juntos”. Lograda esta prueba se podrá decir que el animal esta “sentado”.
Con el asiento se persigue igualar los pisos de algunos animales, y a mejorar el piso de otros, sobre todo de los que dejan un posterior por efecto de una mala educación de cabestro.
No debe abusarse del siento porque puede traer como consecuencia relajaciones y derramamientos. Debe realizarse en terreno adecuado para evitar daño en los corvejones.
La enseñanza de esta prueba debe realizarse después de que el animal ha aprendido a sentar. Corresponde a uno de los movimientos más difíciles para el caballo, experimentando en su ejecución una gran contracción del dorso y la región lumbar. Se sujetara la falsa rienda de la misma forma que para ejecutar el asiento.
El chalan templara los senos de la falsa rienda mediante la acción de las muñecas, inclinando el cuerpo hacia adelante, apoyándose ligeramente en los estribos. Tan pronto el animal de un paso atrás, se aflojara ligeramente la falsa rienda. Se ajustara y soltara la falsa rienda en la medida que se exija hasta conseguir la perfección del desplazamiento regresivo.
Existen animales renuentes a realizar esta prueba. Es aconsejable cuadrarlos frente a una pared, de manera que naturalmente tiendan a buscar la salida dando un paso atrás.
Deben de tomarse las providencias del caso para los animales que acusen tendencia de pisarse los cascos y cuartillas posteriores con los anteriores. Estas pisaduras pueden ocasionar los llamados “sapos”. Muchas veces estos animales se caen o dejan trabados.
El chalan hará que su cabalgadura describa un circulo grande. El recorrido lo efectuara con ambas manos. Luego dentro de este gran círculo desarrollara también con ambas manos cuatro círculos dispuestos a manera de cruz. Se aconseja dar dos vueltas a cada círculo por mano, deteniendo y doblando después de cada uno. Debe enseñarse al animal a hacer esta prueba con arrogancia.
Luego se procederá a realizar el número ocho, utilizando dos círculos de cuatro metros de diámetro. Se obligara al animal a redondear el primero y luego a entregar a ambos lados al estribo. El chalan ayudara con “aire” al caballo pisando el estribo contrario, y escondiendo el interior; asimismo se acompañara con el cuerpo, para dar mayor facilidad que el corcel apoye los delanteros.
Todas estas acciones constituyen el principio de la rienda pareja, en que se trabaja al animal con el cuerpo y la rienda contraria.
Se apreciara la conformación de la boca del animal, al objeto de determinar defectos v.gr. comisuras cortas o boquiconejuna, etc. Especial cuidado merece la observación interior de la quijada en el lugar donde se apoya el puente, constatando si es redonda o triangular. Se verificara el ancho de la boca.
La enfrenadura de CPP requiere de distintos bocados, que difieren en su largo de puente, en el tamaño de la almendra, en la dimensión de las piernas, en su peso, en la barbada etc.
Para animales de comisuras cortas deberán utilizarse bocados livianos, de puente delgado y almendra pequeña. Cabe notar que en estos animales el bocado descansa cerca del colmillo. Un bocado tosco ocasionara un gran fastidio a este tipo de animales, pudiendo llegar a desesperarlos, tratando de quitarse el bocado con los anteriores.
El bocado va sujeto a una cabezada, que deberá ser delgada y suave, provisto de una hebilla de espiga en la parte superior. De no contar con este tipo de hebilla, se recurrirá a una hebilla doble, la que debe ser presionada con la correa contraria de la cabezada, a fin de evitar corrimientos.
Es aconsejable sujetar una bolsita a la almendra que contenga azúcar o chancaca. Es conveniente poner el bocado durante una semana, manteniendo al caballo atado al bramadero. Después de este tiempo, el animal aprenderá a colocar la lengua bajo el puente y no “jugar” con ella.
Al animal se le dará aproximadamente seis sillas con el bocado puesto sin riendas, debiendo cuidar que la hocicada pase por la parte interna y superior de las piernas del bocado, evitando ajustar el bocado en la medida que cause molestia.
Finalmente se le colocara al bocado unas riendas muy livianas, logrando que el animal este de cuatro riendas.
Deberá procederse a llevar al animal describiendo los tornos anteriormente mencionados, cuidando de redondear o cerrar al corcel. En esta primera salida, y en algunas de las subsiguientes, el chalan deberá, al momento de doblar, levantar el pie a la altura de la carona, al objeto de evitar que el animal se golpee la boca a la entrega. De esta manera se evita que el animal sea “mezquino a la entrega”.
Durante aproximadamente las seis primeras sillas, las riendas irán atadas a la cabeza de la montura. Posteriormente se llevaran en la parte superior de las manos. Se irán recogiendo de acuerdo a los progresos de la enfrenadura. Se utilizara el dedo meñique para separar la rienda de la falsa rienda; de manera de ir “ tocando” el freno paulatinamente hasta emparejar su tensión con la de la falsa rienda. Una vez acostumbrado el animal al freno, se le llevara con las cuatro riendas sueltas. En caso de que el animal reaccione “apoyándose en ellas”, se procederá a sentarlo, haciéndolo luego salir despacio, y aflojándole las riendas. El objeto de esta práctica es evitar que el animal quede con la “boca dura” o “cargado al bocado”.
En caso de que el animal “quede empicado” o comience a hacerlo, se tratara de golpearlo con la falsa rienda en los carrillos. No debe usarse el freno a estas alturas porque el animal es todavía muy sensible a él. El chalan deberá en esta etapa del entrenamiento no solo coger frenos livianos, sino riendas livianas.
De cuatro riendas se le trabajara al animal en circulo abierto, cuatro argollas, número ocho, siento y cejo , tal como se menciono anteriormente, tirando con más fuerza de la falsa rienda, hasta hacerlo “parejo” a las cuatro riendas.
Este avance en la enfrenadura no supone que el animal este entrenado.
Algunas personas estiman que logradas todas las pruebas descritas, y ayudando al animal luego de quitar la falsa rienda con un bozalillo o con una gamarrilla para evitar que el animal picotee, se habrá logrado enfrenar a un animal. Esta idea a más de estar equivocada puede ocasionar que se desaproveche todo lo enseñado. Una vez que el animal pueda trabajarse solo con freno, debe procederse a ponerle pellón.
Una vez realizadas las pruebas a satisfacción con las cuatro riendas, se ejecutara solo con el freno, empezándose por los círculos abiertos, debiéndose hacer una a cada mano; haciendo que en cambio el animal se entregue al estribo.
Se sentara logrando que el animal meta los posteriores.
Ya no se jalaran las riendas hacia arriba y en dirección del hombro contrario del chalan. Se ayudara al animal con el cuerpo, obteniéndose una rápida respuesta a los llamados que se haga.
En el caso del siento, se hará a sola mano, jalando suavemente las riendas tomadas cortas, al objeto de que el llamado sea lo más corto y bajo posible.
Al cejar, debe ayudarse al animal inclinando el cuerpo, evitando que ceje excesivamente rápido. La utilización de la rienda coja es un artificio cuya ejecución no implica el uso de las dos manos. Consiste en jalar un seno más que el otro.
El castigo se ejecutara por medio del azote. Deberá darse detrás del estribo y en la barriga. Puesto el freno nunca deberá castigarse en el brazuelo. El castigo también puede ser ejecutado a la pierna. El modo de ejecutarlo es como sigue: se toma la penca con la mano derecha por la mitad, se levanta hasta alcanzar la altura del chalan, bruscamente se describirá un arco de circulo dirigiéndola donde se quiere dar.
Cuando se ponen las espuelas al instante que se castiga, se dice que se está “empalmando” al animal. La primera vez que se pone, debe hacerse de costado para no “rajar” al animal. Debe cuidarse de no “hincar” a la cabalgadura en las primeras puestas. No es necesario hacerlo sangrar porque puede ocurrir que después se las coma o sea que no les haga caso a ellas.
Siempre es aconsejable el uso de la gamarrilla, para evitar daño a los asientos de la boca. Luego puede quitarse esta y cambiarlo por un bozalillo después, que solo sirve para que el animal no abra la boca. Este último va por el contorno del hocico y no directamente sobre el bocado como la primera que lleva correas para ajustar o aflojar. Solo se le quitara el bozalillo cuando el animal haya aprendido a llevar la boca “quieta”.
Después del empalme se usara el poncho, que se debe acomodar de manera que queden dos puntas a cada lado. El chalan deberá llevar las manos fuera del poncho.
Concluye la enfrenadura, cuando el animal ejecuta todas las pruebas antes mencionadas a satisfacción y obedeciendo a los llamados que se le efectúan con la mano izquierda en forma natural, e incluso a rigor haciendo todo lo que el chalan quiera, sin requiebros ni espantos, sobre todo sin rechazos.
No deberá montarse un caballo sin antes fijarse en ciertos detalles básicos como:
Se verá que la cincha este ajustada y la correa de cinchar en su sitio, debidamente atada.
Se deberá tener presente que la baticola y guarnición deben estar en su sitio, no excesivamente templada ni floja que después cuando camine se ponga a un lado; lo mismo que la guarnición, y sobre todo los tiros, que no estén demasiado largos ni cortos sino normales.
Los estribos a la medida del chalan que los va a usar. No deberá olvidar que hay dos formas de cortar o alargar los estribos, uno las acciones y otros las espigas.
Si no se conoce al caballo se le tapara los ojos.
Antes de montar, unas palmadas a la montura caen muy bien.
No se debe olvidar dar torno a un caballo siempre antes de montarlo; hemos visto caer a muchos chalanes por montar apurados, sin dar torno al caballo y después han tenido que hacerlo, por estar embotijado, perdiendo en esta forma más tiempo, además que pudo el chalan sufrir un accidente y/o aprender maña el animal, por un detalle que para muchos es insignificante.
Si el caballo esta de bozal se deberá ver que la hocicada este en su sitio y sobre todo con su ajuste y amarre normales.
Antes de montar, el chalan pisara con la punta de pie derecho la espuela del pie izquierdo y con el pie izquierdo la espuela del pie derecho; esto se hace con la finalidad de que las espuelas estén igualmente caídas en ambos pies, sino es así, antes de montar deben igualarlos.
Nunca se usaran las espuelas teniendo en uso medios zapatos, sino con zapatos altos o botines.
El caballo deberá quedarse quieto sin moverse al montarlo, una vez montado se arreglara el poncho sentándose sobre él y metiendo entre las piernas la parte delantera, sacara las manos en medio del poncho dejando así caer cuatro puntas: dos hacia adelante y dos hacia atrás.
También es clásico en nuestro medio el uso del poncho fino de vicuña y el de seda o de hilo en el verano, pudiendo este ser blanco.
Todo esto le parecerá al lector demasiado largo y de mucha pérdida de tiempo, pero el chalan con la práctica lo hace rápidamente con simple mirada o ejecución.
Una vez montado y acomodado se le hará caminar al caballo sacándolo despacio, luego de unos diez metros se le sentara parejo, para acto seguido sacarlo en sus pisos e irlo alargando según las tenga, pudiendo volver a sentarlo si le hace falta. Nunca se sacara rápido o sobreandando. Este es un término moderno y sobre todo no deberá olvidarse que no son pisos finos muchas veces censurado por Jurados, entendidos y aficionados de antes, usado tal vez por las necesidades de apuro de un Mayordomo de Campo o de algún apuntador, pero nunca de un maestro entrenador, patrono o aficionado. Nunca se le sacara de sus pisos haciéndolo correr, sino que si es de mucho termino puede malograrse.
No debe olvidarse nunca que al apearse hay que amarrar de las riendas y del cabestro al caballo.
Debe tenerse en cuenta y muy presente que para un Concurso de Enfrenadura la preparación y las figuras para el son distintas, pues se califica un caballo que se supone este terminado o sea hecho-sobre todo cuando es a rigor- siendo las figuras pedidas las siguientes: Torno a ambas manos, Caracol a ambas manos, hacer número ocho tanto de paseo como pegando la cabeza del animal al estribo y no al pecho, sentar y cejar. Para una mejor demostración, se pide el seis destapado, sentar y cejar nuevamente.
Dejo constancia de que para la rienda pareja desde el principio hay otros trabajos y formas que enseñar a la cabalgadura, siendo esta más fina y sobre todo más elegante cuando es bien enseñada y ejecutada. No enviciar al caballo haciéndole incluso practica. En cualquiera de las dos enfrenaduras, tanto la de la rienda pareja como la de la rienda coja, lo importante es que el animal quede dócil al freno, cuartee bien sin enredarse, ejecute los movimientos con soltura y normalidad al entregar, sentar y cejar.